26 abril - Bares famosos de ayer y hoy. Capítulo I: Bar Jota o "El Jota"


Vamos a empezar con los bares (nos gusta el plural mayestático, y es que a un bar de estos no se puede ir solo) y qué mejor punto de partida que el Bar Jota, conocido por "el jota". Para empezar no tenemos ni idea de por qué se llama así, y la verdad es que nos negamos a preguntárselo al camarero pelirrojo para que haga la rima fácil. Si tuviéramos que describir el bar sería facilísimo. Tomad un área de 4x4 metros y en ese espacio se distribuye el bar. Unos 12 metros cuadrados de bar (para clientes), y el resto para la barra y los servicios. Serrín en el suelo, como es menester en estos templos cerveceros y olor a cerveza derramada. El local no da más de si, pero la gente, en lugar de estar dentro de este cuadrado, sale a beber a la calle (Luis Montoto) que se pone intransitable, tanto por los clientes en la acera, como por las motos y coches aparcados en triple fila.
Detrás de la barra se esconde una especie de almacén-vivienda de donde salen los camareros-inquilinos y las señoras que se encargan de recoger vasos y barrer. En este punto nos gustaría hacer un pequeño inciso. La verdad que son tantos pequeños detalles que creemos que iremos divagando de un detalle a otro. Si a esto le sumamos nuestra particular forma de narración, probablemente el resultado sea algo confuso, pero eso puede ser debido al ambiente cervecero que envuelve esta entrada.
Volviendo a estas señoras, más conocidas como "las viejas del jota", hay que tener en cuenta que su profesión ha servido como ejemplo a los equilibristas del Cirque du Soleil. ¡Qué habilidad apilando vasos hasta el doble de su altura corporal! ¡Qué fuerza de brazos! Estas mujeres son capaces de apilar al menos 20 o más vasos duralex de cerveza, uno encima de otro hasta formar una pequeña torre inclinada de Pisa. Espectáculo por el que no te cobran nada, solo las cervezas que te vayas a tomar.
Si tuviéramos que hablar de la gastronomía (por llamarlo de alguna forma) del lugar sería muy fácil resumirlo. Bacalao. Pero no bacalao al pil-pil, o confitado, o un guiso de bacalao. No. Una tira de bacalao salado ideal para tomarte una cerveza tras otra. El negocio es redondo. Sevilla con su temperatura media anual de 30 grados (en verano 50º) invita a tomar una cerveza para calmar la sed. Como la tapa estrella es el bacalao os pediréis uno. Si la 1ª cerveza, con el calor, os la tomaríais en 2 minutos, con el bacalao os la vais a tomar en 10 segundos. Y claro, pediréis otra. Y otra. Pero no solo de bacalao os podéis alimentar aquí, faltaría más. También hay mojama (lomo de atún seco en salazón para los no entendidos), frutos secos y patatas fritas. Ferrán Adriá se inspira en esta carta de tapas para su restaurante.
Pero claro, tantas cervezas tiene un efecto secundario. La necesidad perentoria de acudir al servicio más cercano para vaciar el depósito. Y es que si hablamos de los servicios de El Jota la cosa termina pronto. El de los hombres no mide más de un metro cuadrado. Quizás exageramos. Menos de un metro cuadrado. Tiene un mini-lavabo y el urinario. Hay teorías que afirman que está diseñado solo para el verano, ya que si entras con una chaqueta gruesa, no cabes. El de las mujeres no lo conocemos, pero por comentarios y por disposición espacial a ojo de buen cubero (mismo tamaño que el de los hombres más o menos), tiene que ser para hacer carreras de caballos dentro.
Y para terminar tenemos que hablar del "pelirrojo del jota". Un camarero que solo se separa del tirador de cruzcampo para limpiar la barra de acero inoxidable del bar con el resto de la cerveza que se ha ido cayendo sobre el mostrador utilizando un limpiacristales (no el producto, si no el aparato). Un camarero que os mirará con cara de odio si le pedís un refresco o un tinto de verano. Un camarero que siempre os devolverá el cambio de la misma manera. Y si no nos creéis haced la prueba. Pedid dos cervezas, pagad con un billete de 10€ y su contestación será esta: "tres y dos, cinco y cinco, diez". Si sólo le pedís una cerveza (ojo, cerveza, no cañas ni tanques ni dobles ni tonterías. Cerveza) su réplica varía un ápice: "dos y tres, cinco y cinco, diez".
Resumiendo, un bar que tiene más años que las cuevas de Altamira, 100% recomendable (sobre todo en verano) y con una cerveza "mu fresquita y mu buena".

2 comentarios:

Carlos dijo...

Lo de los malabarismos con la torre de vasos es flipante. ¿Y cómo inclina hacia atrás el cuerpo manteniendo el equilibrio de la torre cuando entra por la puerta para que el último de los vasos no dé contra el marco? A-LU-CI-NAN-TE. Yo lo incluiría en el tour de visitas a Sevilla: la Giralda, la Torre del Oro... y el espectáculo de los vasos del jota. Servicio chungo el del Tremendo (en paz descanse), que tenías que pegar la cara contra el azulejo pa mear y salías con la marca del retrete incrustada en la barriga. ¡¡¡¡VIVA LA CERVEZA!!!

Mephistopheles dijo...

No lo has podido escribir mejor. Pa cuando quedamos?