9 julio - La ironía del policía (casi) jubilado

Todos conocemos la típica película en la que el policía estadounidense que está a punto de jubilarse recibe un par de tiros, o veintiseis, y muere. Normalmente suele morir camino a casa llevando un ramo de flores o una tarta a su mujer que no se lo espera para darle una sorpresa. ¡Vaya si se la da! Quiero hilar este paralelismo con la muerte de mi querido Ford Sierra (Ford Tank para los amigos). Mi coche, al que le quedaba una semana escasa para su jubilación más que merecida ha sido asesinado por los malos malotes en la circunstancia más insospechada. Yo, sabedor del estado de mi Tank, me imaginaba que un día no arrancaría y que, durmiendo, habría llegado al sueño de los plácidos. Pero el destino es insospechado y cabrón y ha querido que mi coche muriera a manos de unos cacos torpes que intentaron robarlo (es lo que le pasa a los coches de alta gama) mediante la técnica del porrazo al cristal y posterior intento de puente. Como buen guerrero se resistió y evitó ser robado pero hete aquí que los malos malotes al no conseguir su objetivo lo destrozaron cuando le quedaban días para su retiro. 
Ford Tank, amigo, te merecías algo mejor.