17 noviembre - Decálogo del cliente bastardillo

1.- No responderás al saludo del recepcionista. Te acercarás al mostrador de recepción y soltarás encima de él unos folios, a ser posibles muy doblados, y sin información sobre tu reserva. Solo la información del hotel sacada de la página web donde hicistes la reserva.
2.- Exigirás que tu habitación este disponible a pesar de haber llegado a las 08.30 de la mañana. ¿O acaso tú no has reservado el día de hoy?
3.- Te ofenderás al entregar tu documentación y protestarás cuando también el/la recepcionista te pida amablemente la documentación de tooooodos los ocupantes de la habitación. Seguro que no son necesarios, pero como no tienen nada mejor que hacer lo hacen para jorobar al pobre cliente.
4.- Te quejaras automáticamente al conocer el número de tu habitación a pesar de ni siquiera haber accedido a ella. Seguro que el/la recepcionista te ha dado la peor habitación del mundo a pesar que tu has pagado por ella (por que ya la has pagado o si no a cuento de qué te pidieron la tarjeta en la web) la infame cantidad de 50 € con desayuno en un 4*
5.- Exigirás que el/la recepcionista suba a la habitación por que no hay luz por que tú no eres electricista para saber que la tarjeta de la habitación sirve como interruptor general de luces. A pesar que algo rumió el/la recepcionista a la hora de la entrada.
6.- Llamarás a recepción para preguntar todo aquello que viene explicado en la carta de bienvenida. ¿Quién le ha dicho a esos individuos de abajo que tú sabes leer?
7.- Entregarás la llave magnética en recepción cada vez que salgas. Pesa mucho. Eso sí, si el hotel es de los de la llave de toda la vida con un llaverón que tendrías que ser luchador de sumo para cargar con él, que no te importe llevartela aunque te moleste en el pantalón.
8.- Pedirás un taxi y cogerás el primero que pase. ¿Quién se creen estos para decirte a ti que esperes dentro del hotel?
9.- Pondrás el cartel de no molestar y te quejarás a recepción por que son las 6 de la tarde y no han hecho tu habitación. ¿El cartel de no molestar? Mentira de los recepcionistas.
10.- No abandonarás tu habitación hasta las 12:23 o incluso más tarde. Total, por unos minutillos más o menos.

2 noviembre - Mer Ajet Jufu

Mer Ajet Jufu (Pirámide del Horizonte de Jufu)

No había vistitado nunca El Cairo pero se sabía sus calles y mercados de memoria. Su interés por Egipto lo tenía cuativado desde que era un crío. Devoraba todo lo relacionado con el país, ya fueran guías de viaje, reportajes o, por encima de todo, libros de historia. Siempre había deseado viajar a Egipto y ver las pirámides. No sabía por qué, pero presentía que el día que sus pies sintieran la arena frente a las pirámides, su vida cambiaría por completo. Así que el día antes de su vuelo Madrid - El Cairo apenás pudo dormir. Un niño con un juguete nuevo. Su juguete. Su Egipto.
Casi sale disparado nada más aterrizar el avión. No le interesaba ni la habitación del hotel, ni los horarios de desayuno ni nada. Solo le interesaban las excursiones. Poder contemplar in situ el Valle de los Reyes. Ver la puesta de sol sobre las pirámides. Su pobre novía lo seguía entre resignada y féliz de verle féliz. Sabía que ya tenía el cielo ganado simplemente por soportarlo estos años.
Por fin llegó el día. Por extraño que parezca le había puesto freno a sus emociones. No quería esperar algo espectacular para después desengañarse ante un montón de escombros. Al llegar a la Gran Pirámide ese freno que se había puesto se rompió en mil pedazos. Allí estaba él ante lo que siempre había soñado. Y en este momento era infinitamente más feliz que en sus sueños. Persiguió al guía por las cámaras y pasillos. Admiró cada jeroglífico en las paredes. Disfrutó con los sarcófagos. Se releyó por cuarta vez los folletos y guías. Y sintió la protección de Jufu cuándo se ponía el horizonte.
Fuera de la pirámide se sentó. Y de repente se vio como el rey Keops supervisando la construcción de su gran obra. Dándoles órdenes a los arquitectos reales de crear no 3 cámaras si no 5 bajo la pirámide. Viendo a los esclavos trasladar las pesadas rocas desde las lejanas canteras. Disfrutando de la puesta de sol.
Después de este día, se dio cuenta que su vida había cambiado. Y que una parte de él siempre quedaría allí. Aunque presentía que siempre había estado bajo esta pirámide.

P.D.: espero que te guste