Mariposas. O más bien pajarillos. No, mejor dicho buitres leonados. Eso es lo que tengo ahora en el estómago. Y no se debe precisamente a ningún exceso ferial. Se debe al partido de esta noche. Se debe a los nervios que siempre me atenazan ante un partido importante. Y es que este es el más importante de los últimos tiempos. Llegar a Eindhoven se encuentra tras un solo gol. Que el corazón de muchos miles de sevillistas se dispare depende solamente de un trozo de cuero. Y de un equipo. Un equipo en el que, por fortuna, nadie tira del carro. Eso para los periodistas corporativos de los equipos de la capital. Aquí, si me permitís la comparación hay un grupo de costaleros, que todos a una pretenden llevar al cielo a una afición que está más ilusionada que nunca. ¡A esta es! ¡A esta tiene que ser! Son solo 90 minutos de nervios. Después pueden pasar muchas cosas. Pero yo estoy ilusionado.
Y es que tengo mariposas en el estómago.
27 abril - Mariposas en el estómago
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