Todo en una semana. Antes otras cosas. Las domésticas. Las de aquí. Que tampoco son futiles, por cierto. En una semana hay muchas cosas que pasarán. Hay una barbacoa (si no llueve). Hay un alumbrao. Hay una gitana preciosa. Hay mucho rebujito, mucha guita, mucho caldito.Y 90 minutos. 90 minutos que pueden suponer un gasto extra de unos 600 euros si la pelotita entra donde tiene que entrar. 90 minutos que no veré por que curro. 90 minutos que ni siquiera escucharé para que no me de una ataque. 90 intermitentes minutos. 90 minutos apagando y encendiendo la radio. 90 minutos apagando y encendiendo el móvil. 90 minutos. O más. Si hay prórroga ya sí que me de un ataque. Pero yo sigo teniendo la misma visión. Y ya que ni me toca el piso de emvisesa, ni el euromillón, ni la quiniela, ni ná de ná, por lo menos que la visión para el 10 de mayo se cumpla. Tampoco es mucho pedir, ¿no?
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